
Oh! desasido, hijo del aire
flotando entre las cosas.
Tú que amas los flancos de esta ciudad,
las calles y suburbios de esta ciudad.
Tú que amas los terrenos baldíos
donde meditan su destino las ollas viejas
las sartenes sin mango
y las escupideras sin fondo.
Tú que aprecias la utilidad de tanta cosa inútil,
eres un descastado
en esta casta de buitres y ladrones.
 
 





 La obra de Liber Falco, fue y es una dosis de vanguardia para las letras del país. Logró niveles de autonomía y distancia entre lo propio, lo local y lo de afuera. Ni masivamente leído, ni expresión minoritaria. No fue la reconstrucción minimalista de un texto y un contexto, sino más bien el mapa afectivo de un hombre, una cartografía de deseos, amores y temores. Es la búsqueda de lo entrañablemente “popular”, por su austera y sencilla belleza. De sus poemas surgen las claves de interpretación de la ciudad, las señas y señales de escenas y personajes, que todos conocemos, sobre todo a esa hora después del boliche, en la media luz del atardecer o del amanecer. Tiempo y Tiempo es acciones socio-estéticas, arte y política, identidades narrativas. El mundo social, y el inmenso mundo interior, humano, demasiado humano, a través de imagen-palabras. Y entre las rupturas y el sube y baja, sin embargo, los hechos no carecen de historicidad, hay un “yo” comprometido con lo urbano, con los baldíos y los amigos, y los llantos provenientes de otros muros, de otras guerras y revoluciones. El pasado no queda ente paréntesis, quedan textos y contextos, sentimientos, futuro y mucha vida. Muros, niños, cometas, vino, Montevideo madre cruel. El pulso de una ciudad, y una literatura con cadencia fotográfica, en clave de libertad.
 La obra de Liber Falco, fue y es una dosis de vanguardia para las letras del país. Logró niveles de autonomía y distancia entre lo propio, lo local y lo de afuera. Ni masivamente leído, ni expresión minoritaria. No fue la reconstrucción minimalista de un texto y un contexto, sino más bien el mapa afectivo de un hombre, una cartografía de deseos, amores y temores. Es la búsqueda de lo entrañablemente “popular”, por su austera y sencilla belleza. De sus poemas surgen las claves de interpretación de la ciudad, las señas y señales de escenas y personajes, que todos conocemos, sobre todo a esa hora después del boliche, en la media luz del atardecer o del amanecer. Tiempo y Tiempo es acciones socio-estéticas, arte y política, identidades narrativas. El mundo social, y el inmenso mundo interior, humano, demasiado humano, a través de imagen-palabras. Y entre las rupturas y el sube y baja, sin embargo, los hechos no carecen de historicidad, hay un “yo” comprometido con lo urbano, con los baldíos y los amigos, y los llantos provenientes de otros muros, de otras guerras y revoluciones. El pasado no queda ente paréntesis, quedan textos y contextos, sentimientos, futuro y mucha vida. Muros, niños, cometas, vino, Montevideo madre cruel. El pulso de una ciudad, y una literatura con cadencia fotográfica, en clave de libertad.



