lunes, 23 de agosto de 2010

Juventud


Era alegre la tarde
y alegre era la risa.
Todo era alegre y bueno
y arriba estaba el cielo.

Oscuro a veces, pálido a veces,
ausente a veces, estaba el cielo.
Mas era azul y blanco y bueno.
Y era el cielo.

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viernes, 21 de mayo de 2010


Cuando voy por las calles
-sube y baja-
de esta Montevideo, madre cruel,
cuando voy por sus calles,
algo me dice que estoy muerto.

Y muerto estoy.
¿Por qué, si no, se rompen los espejos
cuando me miran,
cuando yo los miro?

Para no pensar lo que debes pensar


Para no pensar lo que debes pensar,
para no decirte lo que debes decirte,
ibas mirando algo que no existe.
Pero debes pensar y oír como se debe.

Mira los árboles.
Tienen hojas verdes ahora
y tú no las has mirado.
Palpaste más de una vez sus troncos
viste latir y subir su savia.
Mira sus hojas ahora.

Qué manía tienes.
Quieres estar en el fondo de las cosas
quieres ver las hojas cuando no existen
todavía.
Te quedarás ciego así, confundido;
olvidarás el verde
la forma de toda cosa, morirás.
Olvidarás todo así, todo.
Mira las hojas.
Tienen forma de hojas
y son verdes.

martes, 16 de marzo de 2010

Ultima cita


Ya por el aire navega tu memoria
y todo viene a mí como fue entonces.
Oh! sueño, ensueño, tiempo y tiempo
para siempre y siempre detenido.

Monstruosamente múltiple
se alza
se alzaba el mar sobre los malecones
mordiendo los costados de la tierra.
Y tú tuviste miedo, frío, amor tuviste.
Y amor hubo, miedo, amor, en nuestros corazones.

Cuando entonces por eso
se puebla el mar a tu conjuro
y un aire conocido dispone sus fantasmas,
y yo estoy solo, y la furia del mar puebla la tierra,
seres de niebla, blancos, se sientan a mi lado
y conmigo conversan como hermanos.

Luego vienes tú, flotando como harina.
Y silenciosa y blanca, fina y fría
vas diciendo tu nombre, hermana mía,
y en el aire derramas tu aire triste.

Mas, ya no basta tu nombre y su dulzura
cuando ahora, el recuerdo de todo me golpea.
Tú del mar venida, hecha de bruma acaso,
o de los sueños acaso rescatada,
vete y déjame solo.

Deja morir lo que ha muerto.
Lo que hemos dejado morir,
muerto de frío
del otro lado de los sueños, sueña.
Del otro lado está, y para siempre,
en un aterdecer de mar y olvido.

viernes, 1 de enero de 2010

Momentos - VIII


Despierto en la alta noche
los gallos cantan,
y un aire inocente
baña a la tierra.
Es triste y no es triste
sentir entonces, que todo acaba
o que de nuevo empieza.

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