Última cita |
Ya por el aire navega tu memoria y todo viene a mí como fue entonces. ¡Oh! sueño, ensueño, tiempo y tiempo para siempre y siempre detenido. Monstruosamente múltiple se alza se alzaba el mar sobre los malecones mordiendo los costados de la tierra. Y tú tuviste miedo, frío, amor tuviste. Y amor hubo, miedo, amor, en nuestros corazones. Cuando entonces por eso se puebla el mar a tu conjuro y un aire conocido dispone sus fantasmas, y yo estoy solo, y la furia del mar puebla la tierra, seres de niebla, blancos, se sientan a mi lado y conmigo conversan como hermanos. Luego vienes tú, flotando como harina Y silenciosa y blanca, fina y fría vas diciendo tu nombre, hermana mía, y en el aire derramas tu aire triste. Mas, ya no basta tu nombre y su dulzura cuando ahora, el recuerdo de todo me golpea. Tú del mar venida, hecha de bruma acaso, o de los sueños acaso rescatada, vete y déjame solo. Deja morir lo que ha muerto. Lo que hemos dejado morir, muerto de frío del otro lado de los sueños, sueña. Del otro lado está, y para siempre, en un atardecer de mar y olvido. |
miércoles, 19 de septiembre de 2018
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